Lo difícil que es escoger entre 300 cosas perfectas y 236 que casi lo son o que lo parecen...
Es imposible empezar a hacer balance y estudiar pros y contras entre tanta oferta variada, apetecible y fantástica. Te puedes volver loco e incluso envejecer de tanto tiempo perdido en decidir si te quedas con X o con Y, en valorar posibles desenlaces y demás. En pensar qué hubiera pasado si hubieras elegido mejor y en suponer e imaginar posibles finales distintos. Al final te ves rodeada de demasiada presión y escoges rápido por impulso o intuición. Y después te das cuenta de que tu elección es de todo menos perfecta pero, por alguna extraña razón, te gusta más que las otras.
Te vas a dormir sonriendo con tu elección, rara y extraña; pero tuya.
Yo hoy la escojo a ella, y por impulso me la quedo para siempre.
Yo hoy la escojo a ella, y por impulso me la quedo para siempre.