Siendo hoy la madrugada de mi tentativamente primer día oficial de trabajo y después de una película y cena improvisada, no se puede dejar pasar la oportunidad grabar en las memorias las palabras de la señorita acompañante.
"Todos tenemos nuestros cinco minutos que duran toda la vida"
De estupidez o de gracia, sin marcha atrás.
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