- Eres muy hermosa
- ¿Y lo sueltas así, como si nada? ¿Qué?
- Sí. ¿Por qué no lo haría?
- Porque deberías hacerte el interesante. Coquetear un poco más.
- Pero pienso que eres hermosa. Eres la chica más hermosa que haya visto.
- Cálmate un poco, niño. Tienes que calmarte.
- No quiero calmarme. Y no entiendo por qué esto te altera tanto.
- Primero, no me altera. Solo me incomoda, no es lo mismo. Segundo, nadie va por ahí diciendo lo que siente cuando quiera. Tienen barreras y escudos y otras metáforas.
- ¿Por qué?
- Porque todos tenemos traumas. Estamos asustados intentando ser lo que no somos y si anduviéramos por ahí expresando nuestros más íntimos deseos a las personas que nos interesan, entonces terminaríamos siendo felices, o algo así.
Gartner y Tulsa
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